¿Alguien puede decidir por ti?
De acuerdo a esto nuestros comentarios fueron asertivos. Logramos
comprender lo que se esperaba de este trabajo.
“no permitamos que alguien más borre nuestra libertad”
Fátima Rangel.
Porque nuestra libertad
depende de uno mismo. Si es así porque no somos verdaderamente capaces de poder
decidir por nosotros mismo, ser quienes busquemos las soluciones ante cualquier
situación y no depender de los demás que por el simple hecho que nos digan
“está bien o mal” “no lo hagas” hacemos eso, porque no tenemos el valor
necesario para decidir por nosotros mismos, cuando eso cambie vamos entender
porque para lo que ellos está mal para nosotros estará bien, seremos más
seguros si enfrentamos las situaciones nosotros mismos, ese es el cambio dejar
a lado el qué dirán y empezar a decidir por nosotros ser quienes si nos
equivocamos saber cómo salir de ello.
Además de ser una lectura
comprensible es muy interesante darse cuenta que por las decisiones de quienes
habla la lectura, sirvió para comprender el verdadero valor que tiene la
libertad y saber que eres el propio dueño de ella.
Helí Cruz.
Desde que comencé a leer el texto
me di cuenta de algo… existe el miedo, el miedo a hacernos responsables de
nuestros actos, nos da miedo elegir un camino y renunciar al otro. Desde hace
un tiempo me ha pasado algo muy similar, me he puesto en situaciones en las
cuales debo de tomar una decisión y olvidarme de la otra, y sí, se siente
miedo, pero al menos yo no tengo miedo a renunciar a algo, yo tengo mucho miedo
a no ser feliz con cualquiera de mi decisión.
Después de haber tomado cualquier
elección no siento remordimiento, pues la vida me ha enseñado que no vale para
nada arrepentirse de lo que ya está hecho, todos esos errores o aciertos te van
formando día con día. Debemos de vencer ese miedo a la responsabilidad y a la
par, darnos cuenta y ser conscientes de que nosotros elegimos nuestro camino,
no podemos culpar a otro de nuestras “metidas de pata”. Después de finalizar la
lectura me doy cuenta que soy partidario de las dos ideas (más apegado a la
idea de platón), sí, somos culpables de nuestras elecciones, pero podemos
guiarnos de un maestro de la prudencia, alguien que ya vivió lo que yo estoy a
punto de experimentar, creo firmemente que tenemos la capacidad de poner en una
balanza los pros y los contras de una situación, en esa balanza también pueden
entrar los consejos de alguien más, al final de cuentas yo y sólo yo soy quien
determinará lo que se hará, a partir de aquí no queda más que afrontar las
consecuencias sean buenas o sean malas, porque las victorias y las derrotas de
deben saborear, disfrutar y dejar ir.
La libertad es algo hermoso, es
una cualidad que nadie debería quitarnos, es esa esencia que muchas veces nos
falta y es aquello que nunca debemos dejar que se nos escape porque al final
del día ya no importa si todo es una ilusión, ya no nos interesa si actuamos
por naturaleza o por conciencia propia, lo único que ahora importa es que
estamos viviéndolo y bueno o malo, lo tenemos que disfrutar y dejar ir.
Marcos Cárdenas.
Hace unos 10 años, me encontré
con la más amplia y conmovedora historia sobre la libertad con el famoso
“Papillón”, la historia del francés Henri Charriere conocido como
"Papillón". Era un joven del ambiente nocturno cuando fue condenado a
trabajos forzados a perpetuidad por un crimen que no cometió, relata toda su
aventura en la búsqueda de la tan anhelada libertad, tanto que, decidido a
fugarse, buscaba también vengarse de todos y cada uno de los involucrados en su
veredicto. Henri Charriere a través de su desquiciada lucha nos hace pensar en
la libertad como un tesoro privilegiado de los dioses, como la utopía de Tomas Moro,
cómo el “Wilson” que se le esfumó a Tom Hanks cuando fue empleado de FedEx. Con
esta lectura y con las experiencias vividas, lo leído, lo escuchado y lo vivido
puedo decir que no siempre la libertad depende de nosotros, podemos construir
nuestra libertad formal desde nuestro pensamiento, pero siempre existirán
condicionamientos que fracturen el sueño, la movilidad, nuestro accionar y,
puedo asegurar, nuestros mismos pensamientos, no somos libres ni presos, pero
no podemos escapar del círculo que nos encierra en sociedad y desde nuestra
individualidad.
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